Organización social
Hoy no fue necesario tocar el cuerno matutino. Los soldados estaban ya preprados con sus yelmos y armaduras en actitud virulenta, necesitaban desentumecer sus macerados músculos. Los distintos capitanes estaban desfallecidos ante la actitud tomada por la tropa, tanto celo les sobrepasaba. Tras un relajante desayuno, las aguas volvieron a su cauce.Preparamos las distintas habitáculos y tras el visto bueno del gran Señor feudal, celebramos la Eucaristía para ofrecer nuestro día al Señor. Entre laúdes, cítaras, arpegios y cánticos inspirados alabamos a nuestro Dios.El sol nos hacía desfallecer, la armadura se fundía en nuestras seseras, era necesario entrar al río a pie enjuto para que el agua fresca y cantarina procedente de las altitudes de los Picos de Europa, allí en Peña Vieja, refrescara y limpiara nuestros cuerpos exhaustos.
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